diumenge, 26 de maig del 2013

Siempre tú.

Estaba perfectamente bien durante esas dos semanas en las cuáles no hablamos aunque miraba tu última conexión en el WhatsApp y deseaba con todas mis fuerzas que lo hicieras. Pero, justo cuando ya no lo hacía y había desistido y empecé a resignarme con tu silencio, te acuerdas de que existo y vuelves a desmontar mi tranquilidad. Ya no pensaba todo el día en ti ni los recuerdos volvían a mí por cualquier objeto que viera o canción que escuchaba. ¿Te das cuenta del alboroto que provocas en mi vida? En cuánto obtengo un poco de tranquilidad en mi vida: llegas, la desmontas y te vas por donde has ido y yo mientras tengo que ordenar todo el desastre que has organizado en un momento. ¿Pero por qué me haces esto? ¿Por qué no puedes quedarte, alborotar día tras día mi vida y ordenarlo conmigo? Me gustaría saber que soy más que un entretenimiento pasajero, aunque no me lo hayas dicho nunca, es la impresión que me causas. ¿Sabes qué pasa? Que creo que sé cuál es el problema de todo esto: que tú no te acuerdas de que yo tengo sentimientos. He llegado a la conclusión de que te prefuero fuera de mi vida para siempre si así dejas de alborotármela cada cierto tiempo y puedo tener cierta estabilidad de manera más permanente, aunque me duela.

dimarts, 14 de maig del 2013

T'estimo avi.


Tot va començar l’estiu del dos mil nou. Tu no et trobaves bé i et sortia sang de la mà sense que abans t’haguessis fet cap tall ni res semblant i les nostres alarmes internes van saltar davant l’alerta que aquí hi havia alguna cosa que no quadrava.

“Leucèmia: càncer de la sang o medul·la òssia caracteritzat per la multiplicació dels glòbuls blancs.” Era tot el que sabia sobre aquesta malaltia estudiada tantes vegades a classe de biologia; el que no sabia era el mal que comportava veure un dels teus familiars més estimats partir-la. El que dictaminava el metge no m’agradava gens. Encara no era l’hora que et separessis de la meva vida, encara et necessitava aquí al meu costat per fer-me riure, per jugar amb mi al dòmino quan estigués avorrida, per contestar-me en francès sabent que no en tinc ni idea del que em parles, veure’m compartir la vida amb algú, entre altres. El metge, com tots els altres en aquests i semblant aspectes al teu cas, deia que encara entenies per uns nou mesos més o menys; però no podrien, poden, ni podran compensar aquests cinc anys que porto sense tu, i els que em queden fins que desaparegui d’aquest món.

Durant aquests nou mesos que ens quedaven per estar al teu costat, vam decidir que fossin els millors de la teva vida. Dintre d’aquests mesos tu complies anys i eren els últims que passaríem tots junts. A casa fèiem com si no passés res davant teu, però la impotència anava per dintre. Vèiem dia a dia com t’anaves apagant com una espelma i ningú es feia a la idea que te’n aniries tan aviat de les nostres vides i que només hi romandries en fotografies plenes de records inoblidables que ens vas deixar.

El quinze de setembre del mateix any va ser el teu pitjor i últim dia. Els dies abans, anant a l’hospital per injectar-te glòbuls vermells, no van funcionar massa bé i vas acceptar que vingués a buscar-te l’ambulància (quan no la havies volgut mai) i això sí que era un clar avís que et trobaríem a faltar aviat.

No saps com et trobo a faltar ni saps el que t’arribo a estimar i les coses tan fantàstiques que ens quedaven per passar junts: tants aniversaris, entre altres reunions familiars. Vas ser, ets i seràs el millor avi que una néta pot desitjar tenir i ho donaria tot perquè estiguessis aquí.

T’estimo, Hilari Solans Planella.

Difícil.


Qué difícil... Pero me parece que aún es más difícil quedármelo para mí sola. Supongo que por eso lo hago. Tú siempre me preguntabas en qué momento empecé a quererte. Empecé a quererte exactamente cuando llamaste para decir que me dejabas. De hecho fue en ese preciso momento cuando olvidé el amor que sentía antes. Me olvidé de la ternura y... y el sexo... de tu lengua. Me di cuenta de que lo que había sentido antes no era más que el simple reflejo de lo que es el amor. Descubrí que no te había querido nunca. De repente pensé en aquella tortura que practicaban en Francia. ¿Sabes qué hacían? Ataban las extremidades de una persona a cuatro caballos y los azuzaban en direcciones diferentes. Pues así es como me sentí. Así es como me siento. Ahora ya sé lo que es amar. Te amo con esa clase de amor que había rezado por sentir y que ahora rezo por no volver a sentir. Nunca más. No lo sé. Sólo quiero que sepas como me siento. Y no, no te creas que lo que quiero es volver a intentarlo. No. Sólo... Sólo quiero que sepas como me siento. No quiero que tu sigas con tu vida sin saber como me siento. No lo soporto. 

En fin... Creo que ya está.

Votos matrimoniales.

"Prometo ayudarte a amar la vida, a abrazarte siempre con ternura y tener la paciencia que el amor exige. Hablar cuando hagan falta palabras y compartir el silencio cuando no. Consentir y disentir respecto al pastel de terciopelo rojo. Vivir al abrigo de tu corazón y llamarlo siempre hogar."

(Todos los días de mi vida)

Preguntas existenciales.

¿Blanco o negro? ¿Trasparente u opaco? ¿Día o noche? Son las eternas preguntas que las personas te plantean a diario poniéndote siempre, para complicar así tu elección, entre la espada y la pared. Te hacen elegir uno u otro, juzgándote a partir de entonces, por tu desafortunada y poco meditada elección. Y te preguntarás ¿Y si no  quieres responder? Para ellos si no respondes es que te desvías o, directamente, eres de opinión contraria a la suya y consideran que no tienes el suficiente valor como para admitirlo. Pues yo, damas y caballeros, he decidido desviarme del camino marcado. He decidido ser la que no contesta como ellos quieren que lo haga sino como yo quiero contestar. He decidido que elijo gris, he decidido que escojo la translucidez, he decidido que me gusta el atardecer y he decidido que seré como me dé la gana de ser.

Fuerte.

Empieza... Si tienes miedo de fracasar, yo te digo que empieces, fracases si no hay más remedio, te vuelvas a levantar y vuelvas a empezar. ¿Y si fracasas de nuevo? ¿Y qué? Vuelve a empezar. No es el fracaso lo que nos paraliza y nos mantiene estancadas sino la renuncia a volver a empezar. ¿Qué más da que tengas miedo? Si tienes miedo de que algo se te eche encima y te pegue un mordisco, por lo que más quieras, afróntalo de una vez. Deja que tu temor se te eche encima y te pegue un mordisco. De esta manera lo vencerás y podrás seguir adelante. Lo vencerás. El temor se te pasará. En este caso, es mejor afrontarlo directamente, sentirlo y vencerlo que seguir utilizándolo como excusa.